TEMA 9-1.
CARISMA DE MILAGROS
(16 de Marzo
2015)
“...A otro, poder de milagro...” (1Cor. 12,10a)
A modo de Definición
El Milagro es una intervención
sobrenatural del Espíritu, a través de una persona, en el orden natural.
Como hecho sobrenatural es una
suspensión temporaria del orden normal, una modificación del curso de la
naturaleza, tal como nosotros lo entendemos.
Desde el punto de vista teológico
los milagros son signos que muestran la presencia del prometido reinado de Dios
y que acreditan a los portadores históricos de esta promesa.
El milagro no es una demostración
arbitraria de la omnipotencia de Dios, sino un testimonio del poder que tiene
de producir nuestra salvación en Jesucristo. El milagro es un signo del poder y
del amor de Dios que quiere salvar a todo el hombre y a todos los hombres. Es
un hecho extraordinario que no encuentra explicación en la ciencia y escapa a
las leyes naturales conocidas.
Como
signo de salvación el milagro alcanza su sentido pleno y su realización
perfecta en Cristo, plenitud de la presencia salvadora y “Sí” definitivo de
Dios al hombre, en quien se hacen realidad todas las promesas.
Los milagros eran signos que
acompañaban la evangelización de Jesús. Actualmente se siguen realizando en la
Iglesia y son manifestaciones que alimentan nuestra fe, como signo de que
Jesús vive y sigue obrando entre nosotros.
Finalidad del Milagro
Los
milagros que realizó Jesús nacen siempre de una compasión por satisfacer
necesidades humanas.
Todos
los grandes temas de los profetas y de la actividad mesiánica de Jesús son
ilustrados y reforzados por los milagros. Un don así sirve
para mostrar que Dios aprueba a su servidor:
·
Primacía del Reino sobre los cuidados
materiales (diezmo sacado de la boca del pez).
·
Liberación del pecado (el paralítico bajado
del techo).
·
Victoria sobre el demonio (expulsión de
demonios).
·
Victoria sobre la muerte (Naín, la hija de
Jairo).
·
Paradoja de la cruz y de la glorificación
(camina sobre las aguas; tempestad calmada).
· Esterilidad del que rechaza la salvación
(higuera seca) y riqueza del que la acepta (pesca milagrosa, Pedro que camina
sobre las aguas).
Jesús
mismo en la sinagoga de Nazaret, lo mismo que en la respuesta dada a los
emisarios de Juan Bautista (Lc. 4,16...; 7,18-23), une expresamente sus
prodigios con las profecías mesiánicas de Isaías, donde cada don físico
simboliza la salvación eterna y las riquezas del Reino.
“Todos
los milagros son preludio de su propia Resurrección. Aquí está el triunfo
decisivo del poder de Dios y de la realidad escatológica más allá de todo
signo, pero que, para la Iglesia que vive aún en la espera, se anuncia por el
sepulcro vacío”.
Jesús
anima a sus discípulos, alimenta a la multitud, transforma el agua en vino para
resolver una carencia.
Toda
señal maravillosa de Dios tiene la finalidad del Reino, su llegada, su
extensión. El anuncio del Reino viene apoyado por las manifestaciones del poder
de Dios, que sirven como señal para que la Palabra sea creída. Todo milagro nos
muestra a Dios, al Evangelio y nos lleva a reflexionar y aceptar el paso de
Dios en nuestra vida.
Leemos en Hechos de los Apóstoles 2, 22 : « Jesús de
Nazaret era un hombre del que Dios os ha mostrado la autoridad pues ha cumplido
por él milagros, prodigios signos en medio de vosotros». En Juan 10, 38, Jesús
exhorta a los que no creen en su palabra, a que crean al menos a sus obras.
El Carisma de Milagros en la Sagrada
Escritura
En
el Antiguo Testamento:
·
El Salmo 136, Nos resume en muy pocas
líneas la acción liberadora en la Historia del Pueblo de Dios y todo: “Porque
es eterno su Amor”.
·
El Salmo 145, 3-7 se nos muestra la
magnificencia y el poder de Dios.
· En el libro del Éxodo capítulo 17, Dios se
hace presente frente a las necesidades de su pueblo, primero ante la carencia
de agua, luego frente al peligro de la derrota.
·
Delante del Faraón, Moisés transformó un bastón en
una serpiente viva (Éxodo 7, 10),
·
Las plagas de Egipto del capítulo 7 del Éxodo es otra manifestación de la fuerza
de Dios en favor de su Pueblo.
·
Los Egipcios fueron castigados por diez plagas (Éxodo
7, 3-4),
·
El mar Rojo se abrió y las aguas del Jordán se
dividieron milagrosamente (2 Reyes 2, 8),
·
La roca dio agua (Éxodo 17, 6),
·
Los Israelitas atravesaron milagrosamente el Mar
Rojo (Éxodo 14),
·
Elías resucitó al hijo de la viuda de Sarepta (1 Reyes
17, 17-24),
En
el Nuevo Testamento:
El carisma
de Milagros en el Nuevo Testamento fue al igual que en el Antiguo utilizado en
distintas circunstancias y según diversas necesidades. En realidad, toda la
vida de Jesús está marcada por los milagros, desde su nacimiento, hasta el
milagro más importante de nuestra fe, su Resurrección:
·
La vida pública de Jesús da comienzo con el
milagro de Caná de Galilea, donde el Señor manifiesta su gloria.
·
“Ellos
salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ello y
confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban” (Mc. 16, 20)
·
Jesús aparece liberando del peligro de
perecer por la tempestad (Mt. 8, 24-26)
·
Jesús resucitando a su amigo Lázaro (Jn.
11, 38-40)
·
Jesús
camina sobre las aguas (Mc 6, 47—53)
·
El
milagro del paralítico de Betsaida (Jn 5, 2—9)
·
Jesús convirtió el agua en vino (Juan 2, 1-11)
·
Jesús multiplicó los panes (Mateo 14, 13-21)
·
Jesús maldice la higuera (Mateo 21, 19)
El carisma de Milagros está también presente de forma
continua en la primer comunidad cristiana:
·
Hechos de los Apóstoles nos muestran la
vida de San Pablo llena también de esta presencia milagrosa del Señor: Pablo es
liberado milagrosamente de la cárcel (Hch. 12, 4-11), Pablo confirmando su
anuncio por los signos (Hch. 13, 11-12), las sábanas y los
paños que tocaba Pablo curaban a los enfermos (Hechos de los Apóstoles 19, 12)…
·
Pedro resucitó a Tabita (Hechos de los Apóstoles 40),
·
Eutico vuelve a la vida (Hechos de los Apóstoles 20,
12),
·
El mago Elimas perdió la vista (Hechos de los
Apóstoles 13, 11).
En
la carta a los Gálatas se nos dice que el Señor sigue haciendo milagros. “El
que os otorga, pues el Espíritu y obra milagros entre vosotros…” (Gal. 3, 5a.)
Conclusión
Toda
la historia de la Salvación es una red de milagros, hechos prodigiosos y
acontecimientos sorprendentes. En el Nuevo Testamento es sorprendente la
actuación de Jesús pronunciando una palabra o realizando un gesto o los dos y
se produce el milagro.
Jesús
prometió seguir actuando más allá de su vida terrena, quiso continuar su misión
por medio de sus discípulos: “Yo os digo: el que crea en mí, hará él también
las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre” (Juan 14,
12)
La
acción poderosa del Señor en nosotros y por medio de nosotros depende de
nuestra fe. Toda acción milagrosa está enmarcada en tres momentos:1) Dar gloria
a Dios, 2) asombro en los discípulos y 3) renovación de la Fe.
La lectura
de los Hechos de los Apóstoles nos muestra cómo se cumplieron estas promesas del
Señor en la Iglesia primitiva después de Pentecostés.
Esta
misma realidad puede hacerse hoy patente en medio de nosotros porque el
Espíritu es el mismo y es el mismo Jesús quien sigue actuando.
Por
nuestra parte nunca podremos exigir al Señor un milagro pero con humildad y
sencillez podemos recurrir a quien es nuestro Padre y pedirle aquello que
consideramos lo mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.
Que Dios te bendiga.