“El origen de los carismas es el Espíritu Santo. La finalidad es
el bien de la comunidad”
Según la Revelación y la Doctrina de la Iglesia, los
Carismas no son gracias para justificar o divinizar al hombre (como la Gracia
Santificante, los Dones o las Virtudes Teologales), sino que son para utilidad
común, para la construcción y crecimiento del amor fraterno. Lo que no quita,
que el que los recibe, también se beneficie y reconstruya gracias a ellos.
Precisamente, uno de los signos de que un carisma es auténtico y se usa bien,
es el crecimiento espiritual de la persona que lo posee.
1. Origen de la palabra “Carisma”. Del griego “harism” (regalo, gracia, don
gratuito) San Pablo creo la palabra “carisma” (regalo que viene de parte de
Dios). Los carismas son mencionados en las 2 cartas a los Corintios, en la
carta a los Romanos y en la primera carta de Pedro.
2. Falsas ideas sobre los Carismas.
a.
Llamar carisma a toda cualidad humana en la que se destaque una persona.
Aunque hay otros significados en el
diccionario de lengua española, el único al que nos referimos aquí es al de
“don espiritual recibido gratuitamente de Dios”.
b.
Llamar carisma únicamente a las manifestaciones de carácter
extraordinario y sensacional. El valor
del carisma se mide por el grado de servicio que preste a la comunidad.
c.
Pensar que un carisma recibido siempre permanece y nunca se pierde. Dios los distribuye cada uno según su
voluntad (1 Cor 12, 11)
d. Pensar los carismas en una persona dependen
del grado de santidad. No podemos medir
la santidad por los dones y carismas sino por el amor a Dios y al prójimo (1
Cor 13).
e.
Pensar que los carismas actúan por si mismos y como un fin último, sin
importar la cooperación de la persona. Los
carismas nunca deben ser considerados como un fin en si mismos, y se deben
orientar siempre a un servicio superior (1 Cor 12, 7).
f.
Conceder una atención exagerada a los carismas. La aceptación y ejercicio de los carismas debe articularse con la
dimensión institucional de la Iglesia y su misión evangelizadora.
g. Confusión entre la vía mística y la
vía carismática. Sin oponerse no son lo
mismo. Los carismas están orientados hacia el bien de la comunidad, más que a
la perfección del individuo. Las experiencias carismáticas se deben valorar por
sus frutos.
3. ¿Qué son los Carismas? Hay muchas posturas en el debate conceptual alrededor de los carismas.
a.
San
Pablo dice que un carisma es una “manifestación” exterior del Espíritu Santo, (1 Cor
12, 7)
b.
y se
nos dan “para la adecuada organización de los santos en las funciones del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos
a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado del hombre
perfecto, a la plena madurez de Cristo” (Ef 4, 12 –
14).
c. Gracias del Espíritu santo que
pueden ser extraordinarias o sencillas, y que están ordenadas a la edificación
de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.
(Catecismo de la Iglesia Católica
#799)
4.
La sana
utilización de los carismas deben conducir hacia:
·
La Unidad.
·
La Misión Apostólica.
·
La Santidad.
·
El Espíritu de Apertura.
·
Hacia la Caridad Concreta
5.
Peligros de
los carismas:
·
Iluminismo.
·
Subjetivismo (deseo consciente o inconsciente de
manipular a otro. Ej.: “El Señor me ha dicho para ti...”).
·
Apropiación (de la gloria de Dios).
6. En conclusión y resumen.
a.
EL ESPÍRITU SANTO ES LA FUENTE DE TODOS LOS
CARISMAS, que los
da a quien quiere y cuando quiere, independientemente de la mayor o menor
santidad de la persona. Sencillamente son una manifestación de su presencia y
un signo de su acción. El beneficiario no es sino un mero instrumento para el
bien de toda la comunidad.
b.
Recordar
siempre que el uso correcto de los carismas incluye ejercitarlos poniéndolos al
servicio de los demás y estando dispuestos a ser discernidos por la comunidad y
orientados por la Iglesia.
(tomado de
http://assertum.blogspot.de/2014/05/buenos-dias-decalogo-de-pentecostes-el.html)
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