viernes, 20 de marzo de 2015

TEMA  9-1. CARISMA DE MILAGROS
(16 de Marzo 2015)

“...A otro, poder de milagro...” (1Cor. 12,10a)


A modo de Definición
El Milagro es una intervención sobrenatural del Espíritu, a través de una persona, en el orden natural.
Como hecho sobrenatural es una suspensión temporaria del orden normal, una modificación del curso de la naturaleza, tal como nosotros lo entendemos.

Desde el punto de vista teológico los milagros son signos que muestran la presencia del prometido reinado de Dios y que acreditan a los portadores históricos de esta promesa.

El milagro no es una demostración arbitraria de la omnipoten­cia de Dios, sino un testimonio del poder que tiene de producir nuestra salvación en Jesucristo. El milagro es un signo del poder y del amor de Dios que quiere salvar a todo el hombre y a todos los hombres. Es un hecho extraordinario que no encuentra explica­ción en la ciencia y escapa a las leyes naturales conocidas.

Como signo de salvación el milagro alcanza su sentido pleno y su realización perfecta en Cristo, plenitud de la presencia salvadora y “Sí” definitivo de Dios al hombre, en quien se hacen realidad todas las promesas.

Los milagros eran signos que acompañaban la evangelización de Jesús. Actualmente se siguen realizando en la Iglesia y son ma­nifestaciones que alimentan nuestra fe, como signo de que Jesús vive y sigue obrando entre nosotros.

Finalidad del Milagro
Los milagros que realizó Jesús nacen siempre de una compasión por satisfacer necesidades humanas.

Todos los grandes temas de los profetas y de la actividad mesiánica de Jesús son ilustrados y reforzados por los milagros. Un don así sirve para mostrar que Dios aprueba a su servidor:
·         Primacía del Reino sobre los cuidados materiales (diezmo sacado de la boca del pez).
·         Liberación del pecado (el paralítico bajado del techo).
·         Victoria sobre el demonio (expulsión de demonios).
·         Victoria sobre la muerte (Naín, la hija de Jairo).
·         Paradoja de la cruz y de la glorificación (camina sobre las aguas; tempestad calmada).
·       Esterilidad del que rechaza la salvación (higuera seca) y riqueza del que la acepta (pesca milagrosa, Pedro que camina sobre las aguas).

Jesús mismo en la sinagoga de Nazaret, lo mismo que en la respuesta dada a los emisarios de Juan Bautista (Lc. 4,16...; 7,18-23), une expresamente sus prodigios con las profecías mesiánicas de Isaías, donde cada don físico simboliza la salvación eterna y las riquezas del Reino.

“Todos los milagros son preludio de su propia Resurrección. Aquí está el triunfo decisivo del poder de Dios y de la realidad escatológica más allá de todo signo, pero que, para la Iglesia que vive aún en la espera, se anuncia por el sepulcro vacío”.

Jesús anima a sus discípulos, alimenta a la multitud, transforma el agua en vino para resolver una carencia.
Toda señal maravillosa de Dios tiene la finalidad del Reino, su llegada, su extensión. El anuncio del Reino viene apoyado por las manifestaciones del poder de Dios, que sirven como señal para que la Palabra sea creída. Todo milagro nos muestra a Dios, al Evangelio y nos lleva a reflexionar y aceptar el paso de Dios en nuestra vida.

Leemos en Hechos de los Apóstoles 2, 22 : « Jesús de Nazaret era un hombre del que Dios os ha mostrado la autoridad pues ha cumplido por él milagros, prodigios signos en medio de vosotros». En Juan 10, 38, Jesús exhorta a los que no creen en su palabra, a que crean al menos a sus obras.

El Carisma de Milagros en la Sagrada Escritura
En el Antiguo Testamento:

·         El Salmo 136, Nos resume en muy pocas líneas la acción liberadora en la Historia del Pueblo de Dios y todo: “Porque es eterno su Amor”.
·         El Salmo 145, 3-7 se nos muestra la magnificencia y el poder de Dios.
·      En el libro del Éxodo capítulo 17, Dios se hace presente frente a las necesidades de su pueblo, primero ante la carencia de agua, luego frente al peligro de la derrota.
·         Delante del Faraón, Moisés transformó un bastón en una serpiente viva (Éxodo 7, 10),
·         Las plagas de Egipto del capítulo 7  del Éxodo es otra manifestación de la fuerza de Dios en favor de su Pueblo.
·         Los Egipcios fueron castigados por diez plagas (Éxodo 7, 3-4),
·         El mar Rojo se abrió y las aguas del Jordán se dividieron milagrosamente (2 Reyes 2, 8),
·         La roca dio agua (Éxodo 17, 6),
·         Los Israelitas atravesaron milagrosamente el Mar Rojo (Éxodo 14),
·         Elías resucitó al hijo de la viuda de Sarepta (1 Reyes 17, 17-24),

En el Nuevo Testamento:
El carisma de Milagros en el Nuevo Testamento fue al igual que en el Antiguo utilizado en distintas circunstancias y según diversas necesidades. En realidad, toda la vida de Jesús está marcada por los milagros, desde su nacimiento, hasta el milagro más importante de nuestra fe, su Resurrección:
·         La vida pública de Jesús da comienzo con el milagro de Caná de Galilea, donde el Señor manifiesta su gloria.
·          “Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ello y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban” (Mc. 16, 20)
·         Jesús aparece liberando del peligro de perecer por la tempestad (Mt. 8, 24-26)
·         Jesús resucitando a su amigo Lázaro (Jn. 11, 38-40)
·         Jesús camina sobre las aguas (Mc 6, 47—53)
·         El milagro del paralítico de Betsaida (Jn 5, 2—9)
·         Jesús convirtió el agua en vino (Juan 2, 1-11)
·         Jesús multiplicó los panes (Mateo 14, 13-21)
·         Jesús maldice la higuera (Mateo 21, 19)

El carisma de Milagros está también presente de forma continua en la primer comunidad cristiana:
·         Hechos de los Apóstoles nos muestran la vida de San Pablo llena también de esta presencia milagrosa del Señor: Pablo es liberado milagrosamente de la cárcel (Hch. 12, 4-11), Pablo confirmando su anuncio por los signos (Hch. 13, 11-12), las sábanas y los paños que tocaba Pablo curaban a los enfermos (Hechos de los Apóstoles 19, 12)…
·         Pedro resucitó a Tabita (Hechos de los Apóstoles 40),
·         Eutico vuelve a la vida (Hechos de los Apóstoles 20, 12),
·         El mago Elimas perdió la vista (Hechos de los Apóstoles 13, 11).

En la carta a los Gálatas se nos dice que el Señor sigue haciendo milagros. “El que os otorga, pues el Espíritu y obra milagros entre vosotros…” (Gal. 3, 5a.)

Conclusión

Toda la historia de la Salvación es una red de milagros, hechos prodigiosos y acontecimientos sorprendentes. En el Nuevo Testamento es sorprendente la actuación de Jesús pronunciando una palabra o realizando un gesto o los dos y se produce el milagro.

Jesús prometió seguir actuando más allá de su vida terrena, quiso continuar su misión por medio de sus discípulos: “Yo os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre” (Juan 14, 12)

La acción poderosa del Señor en nosotros y por medio de nosotros depende de nuestra fe. Toda acción milagrosa está enmarcada en tres momentos:1) Dar gloria a Dios, 2) asombro en los discípulos y 3) renovación de la Fe.


La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos muestra cómo se cumplieron estas promesas del Señor en la Iglesia primitiva después de Pentecostés.

Esta misma realidad puede hacerse hoy patente en medio de nosotros porque el Espíritu es el mismo y es el mismo Jesús quien sigue actuando.

Por nuestra parte nunca podremos exigir al Señor un milagro pero con humildad y sencillez podemos recurrir a quien es nuestro Padre y pedirle aquello que consideramos lo mejor.


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